Por un instante, perder
el tiempo admirando la posición de las estrellas y la luna.
Por ese momento, en el
que admirar la belleza de una arquitectura bien diseñada.
Por ese soplo de
caricias que recomponen todo tu cuerpo.
Por un minúsculo
espacio de tiempo que recorrer con la vista esa delicada flor.
Por ese vistazo que
hace que la espina dorsal esté a punto de caramelo.
Por ese minuto de
pensamiento al que poder dedicar una sonrisa.
Por un golpeteo
característico que rezuma y atrae tu confianza.
Por ese fragmento de
aire que hace revivir a tus pulmones y a todo tu ser.
Por ese chasquido de
sonido que evoca ese soniquete que segrega endorfinas en tu mente.
Por un milisegundo,
despertar en mitad de la noche por soñar con un paisaje onírico.
Por ese olor que te
hace recordar inmensas declaraciones de un tiempo pasado.
Por ese descubrimiento
que una vez hiciste y que removió tu interna conciencia.
Añádele una pizca de
aquello que aprendiste.
En realidad, sólo son
estos momentos los que valen de tu
pasado.
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