lunes, 1 de diciembre de 2014

Conexiones

El intercomunicador sonaba de manera estrepitosa … 

Bip, bip, bip... Bip, bip, bip...

Se levantó y cogió el auricular con desgana, casi despectivamente. Las fases de aburrimiento en aquel trabajo eran más que largas y no esperaba nada de acción. De todas formas, pensó, “por fin, alguien al otro lado”.

Entre interferencias, puesto que el intercomunicador también se encontraba desfasado y remilgaba de sus funciones, se oyó una voz familiar, que le reclamaba.

Intentó de todas las maneras posibles responder, mas la conexión impedía cualquier tipo de comunicación. Aunque el timbre de voz le llamaba cada vez con más fuerza.

Por fin, abrió los ojos y vio quién le llamaba, aunque apenas pudo ver el bulto de su figura. El Bip, bip, bip provenía de la máquina que le había mantenido con vida. Cables, cánulas y conexiones rodeaban su cuerpo.

Del otro lado, una sonrisa y algo que creyó percibir como lágrimas de alegría, le dieron más fuerza para poder comunicarse. Pronto, se recuperaría.