viernes, 27 de septiembre de 2013

Visión Nocturna II (Publicado 01-08-13)

Era de noche y caminaba por el bosque. Todo era oscuridad, pero necesitaba encontrar algo para poder cenar. Algo con lo que subsistir. También llevaba mi cántara de agua. Así que lo primero que hice fue dirigirme al manantial. Caminaba pensando que iba por lugar seguro. Conocía el camino aún a tientas.
 
Mi sorpresa llegó cuando la poca luz que había, me dejaba vislumbrar una sombra que salía del agua. Sus curvas eran de mujer, casi perfectas. Me acerqué con sigilo. Ví que era bella. Estaba desnuda. Pero ví algo extraño. Del final de su espalda salía un enorme rabo rojo, mientras algo asomaba por encima de su cabeza. Me miró de reojo. Me asusté. Salí corriendo. Se me cayó la cántara. Sonó con estruendo. Llegué a mi cabaña y cerré todo de un portazo. Me acurruqué en un rincón. 

Por encima de la mesa que tenía al lado, empezaron a aparecer algunas viandas. Como de la nada. Y en sus manos, había aparecido un pequeño papel. Lo abrió. Y ponía: "No temas. Adoro que los mortales tengan ocasión de verme, por eso me baño desnuda. Quiero sentir el placer de las mujeres cuando las desean. Esta noche tienes la cena preparada. Tu vergüenza me ha hecho sentir bien. Y es mi manera de agradecértelo."

De pronto, un golpe seco resuena en su cabeza, mientras está leyendo la nota. Le hace volver a su ser. Todos le están mirando. El que dirige la partida ha sido el causante del golpe, con un papel enrollado. Ahora recuerda que la partida iba de encuentros con hadas en la tierra de Frigor, cerca de las marismas. Él había caído dentro de una celda de castigo, porque su hada no era tal figura. Era una malvada diabla que lo había engatusado. Soñoliento aún, todos se impacientan con él: “¿Quieres tirar ya? Que ya has alargado la partida lo suficiente.

El Máster de la partida no hace más que golpear con las yemas de los dedos en la mesa, repicando constantemente. Y todos los demás están por hacer lo mismo.

Castigo I: Quedaba diminuto (Publicado 5-07-13)


Quedaba diminuto, escaso, pequeño, ante tal espectáculo. Desde los pies de tu cama, observaba cuán largas eran tus piernas, lo lejos que quedaban tu corazón, y aún más lejos tu cabeza. Era verano y dormías con poca ropa, tu piel aparecía por diferentes rincones. Aquel cuerpo provocaba sensualidad, gustaba de ser visto. Se lucía ante mi visión, delante de mis ojos.

Había entrado por la ventana, porque se me negaba el entrar por la puerta. Era mi rato predilecto, con lo poco que podía soñar, con lo máximo que podría acercarme en cualquier ocasión añadida.

Una burbuja había inmensa a tu alrededor, que te protegía, que hacía que hubiera un muro infranqueable, sólo quedaba la perspectiva desde los pies de tu cama. Una maldición me habían puesto, el sólo poder verte sin tocarte, y condenado estaba a visitarte a estas horas. Maldita la limosna que no le di una vez a aquella gitana. Sólo sé que te puedo prometer que buscaré como romper el hechizo.

Castigo II: Dentro de la Burbuja (Publicado 03-09-13)

De pronto, despertó. Un pequeño ruido es la causa de ello. En la cómoda, se había caído el marco de una fotografía. Una sombra se movía por la habitación y escapaba por la ventana. No alcanzó a ver si la reconocía, sólo la vio salir. Parecía que huía, casi no le dio tiempo a verla. O más bien, la sombra no se llegó a dejar ver. La oscuridad de la noche se la había tragado ya.
 
Ella se incorporó y sonó un cloc, duro y seco. Se había dado con algo. Algo le dolía, pero no conseguía ver aquello con lo que había chocado. Palpó y notó una especie de cristal. Siguió tocando y rodeaba por completo su cama. Una inmensa burbuja la había aprisionado. Empezó a dar golpes, y ruidos secos no paraban de llegar a sus oídos. Le retumbaban. Golpeó y golpeó, hasta que comprendió que era inútil, que no iba a poder salir de allí. No encontraba la salida. Nadie que la pudiera ayudar, alguien que pudiera extraer su cuerpo de su propia cama. Ni volver a colocar el marco en su sitio sería capaz.

Hasta el amanecer se mantuvo despierta y entonces, con la aparición del sol, aquella celda transparente empezó a derretirse, a convertirse en agua que caía sobre su espalda. Apenas lo notó. Ya había llorado lo suficiente.

Castigo III: Noche de Disfrute (Publicado 3-09-13)



Llevaba toda la noche en vela, pero no lo hacía a disgusto. Al contrario, no paraba de reírse una y otra vez. Había llegado el amanecer y casi tenía la mandíbula desencajada de tanto como disfrutaba. Allí, en su bola de cristal, estaba viendo la más divertida de las comedias.

Él intentando que ella no la viera mientras la observaba, el marco cayéndose y armando un ruido espantoso. Mientras él escapa por la ventana, ella despierta y desespera. 

Llora sobre la almohada. 

Es ese lloro lo que le hace a la gitana regodearse. Es lo que quería conseguir, el producto de su venganza. Darle a él donde más le dolía, le maldijo. Por insultarla, por despreciarla. Por haberla utilizado de despojo contra la tierra. Ahora él estará noctámbulo hasta que ella quiera. Sonríe. 

Con la llegada del alba, enciende un poco de incienso y se queda mirando los primeros rayos de sol. Se siente viva. Resplandeciente a pesar de su vejez.

Enigmas (Publicado 16-06-13)

Consiguió, por fin, deshacerse del candado, aquel pequeño, y a la vez, gran obstáculo, que impedía su paso hacia aquel entramado. Había podido entrar en aquella Iglesia. De prácticamente, tres pasos y dos zancadas, se sitúo en el centro, en la cruceta. Faltaban apenas dos minutos para las dos de la madrugada, contaba con poco tiempo. Impaciente, da vueltas en círculo, en el lugar que indicaba la profecía, donde descubriría el misterioso secreto, y que gracias a las enseñanzas de su maestro pudo descifrar.
Un minuto aún de espera le tenía en vilo. Descendían los segundos muy poco a poco, casi de manera exasperante. Cincuenta, cuarenta, treinta… Quince segundos y empiezan a caer pequeñas estrellitas de fuego hacia el suelo. Las indicaciones eran claras: En ese momento debía echar el aceite en aquellas losetas y vería el siguiente paso del enigma, y así lo hizo. Derramar el continente líquido de una pequeña botellita. Mientras tanto, sin que él se diera cuenta y esperando la aparición de aquel algo, una sombra le observa, mientras se va acercando hasta su posición.
Un haz de fuego empezaba a dibujar una silueta. Se acerca para intentar discernir qué era aquello, pero una mano toca su hombro, mientras había atisbado algunas letras que intentaba apuntar. Al darse la vuelta, sabía que el párroco le había descubierto. Lo que no sabía es que el puñal que le atraviesa el corazón, llevaba inscrito la estrella de David y el nombre de Lucifer, engalanado su empuñadura de esmeraldas. Mientras es arrastrado, agoniza, y sólo le queda ver, como su propia sangre rellena los huecos del mensaje oculto. El secreto ocupa su último pensamiento. Y él se lo lleva consigo.

Creaciones (Publicado 16-06-13)

Sentado, en un banco de un parque, escuché esta conversación.

- Cariño, ¿cuál crees que es la más bella palabra?
- Creo que… “caricia”.
- ¿Y por qué?
- Es lo que me hace estar a tu lado todo el tiempo, es lo que me une a ti.
- ¿Sabes qué? Yo creo que es “sueño”.
- Explícate, amor.
- Sueño con tocar el cielo, aunque también sueño con cuestiones más terrenales. Pero, al menos, siempre que estoy contigo, alguno de ellos se cumple.
- Juntemos las dos. Con acariciarte, sueño.

Y concluí que esa frase era la más bella. 

El Deshielo

La sangre sobre la nieve es más roja. Sobre todo, tras el deshielo, en la cercanía de la primavera. La mancha se extiende más, más y más, hasta que termina por coagularse y oscurecerse de nuevo. Un aura granate se retuerce alrededor el cadáver, hasta donde se desangró cuando la mataron.

El asesino ni se molestó en llevarse el arma homicida. Sabía que el frío escondería las huellas, sin dejar rastro de ellas. Supo en su momento que hasta pasados tres meses no hallarían a la víctima. Impoluta estaba, en todo su ser, debido a la congelación.

Él fue el primero. Hubiera sido un crimen perfecto, excepto por un detalle. Nadie encontró el cuerpo antes, ni conocía el lugar en que se hallaba. Sólo el asesino estaba ahora recogiendo lo que esa noche olvidó. Tuvo que esperar al deshielo para ver donde la había dejado y ahora tocaba enterrarla en un lugar seguro.

El Alemán (29-09-08)

Habían conseguido sintonizar la radio y correteaban de un lado para otro. A pesar de llevar cuatro o, quizá, fueran cinco días sin comer. Sombras se movían de casa en casa. Delgadas, extremadamente deprisa. Eran más bien ropas voladoras lo que se observaba desde cualquier balcón. El motivo crucial era encontrar al “Alemán”. Ese ápodo no se lo había ganado, ni por tener ascendencia germana, ni había nacido en aquel país. Ni siquiera era rubio. Simplemente, vivió allí.

Todos los buscaban, con gran revuelo. A esas horas, fueron despertando a todos los habitantes del lugar. Hasta que se dio con él. En aquel pequeño pueblo francés se le necesitaba, se le rogaba, más que cualquier bocado. Le llevaron con el pijama, desaliñado, con el mismo aspecto famélico de galgo que tenían los demás.

Le llevaron hasta el pequeño transistor que habían conseguido hacer funcionar. Las palabras que surgían de aquel aparato hablaban en alemán. Él llegó, y con las primeras palabras, se le puso una sonrisa de extremo a extremo de la cara. Prestó cada vez más atención. Ajustó los oídos porque no creía lo que oía. La victoria aliada había llegado y se hablaba de rendición.

Cuando él alzó los brazos, los demás le miraban con cara de sorpresa. Abrazos y vítores llegaron cuando comunicó lo que había oído. Era la madrugada del dos al tres de septiembre de 1945. También él empezó a abrazarse a los demás y fue manteado como un héroe. Él y no otro más podría haber dado semejante primicia al pueblo: La caída del “Reich”.

De Viaje (28-08-08)

No conseguía ver. Era como si le hubieran cegado, se sentía atado, amordazado. Apenas podría llegar a hablar algo con aquel pañuelo en la boca. Mas todo alrededor era agradable. Olores, sonidos como de jardín, de flores, de hierba fresca. Trinos melodiosos de ruiseñores, canarios y otros pájaros de buen cantar. Agua corriendo de manantiales invisibles, el ruido del desliz de las aguas. 

Era todo enormes sensaciones, hermoso paisaje que no podía admirar.
Empezó a abrir los ojos. Veía altos edificios, sentía coches a su alrededor. Había mucha gente a su alrededor. Todos le miraban. Alguien le cogía del brazo y le ponía su mano en la frente. Decía algo así como "¿Se encuentra Vd. bien?"

Delirios (Publicado 13-07-08)

Había caído. Después de tanto tiempo, estaba destrozado, humillado. Era cruel descubrir por primera vez que lo magno no era omnipotente. Quizá, sólo omnipresente, en boca de todos, de reyes, de guerreros, de la gente del pueblo. A lo mejor era esa fama la que ahora le hacía formar un barrizal en medio de la sequía, observando como su alma se esparcía, expándiendose, buscando empapar a las lombrices que comen de la tierra. Hoy les tocaba cambiar el menú.

Magnífico era el puñal que habían utilizado, preciso, raudo y veloz. Agonizante, viéndose su alma, sólo quedaba rezar, suplicar y llorar para que no fuera a las profundidades del averno. Que, al menos, si no fuera al cielo, quedara en la superficie o sólo mojar las raíces de los escasos árboles que le rodeaban.

Magna fue la esperanza hasta cerrarse los ojos. Después, ya no cabrían los recuerdos.

Castigada (Publicado 15-06-08)

Notaba su presencia. Dejaba que la observaran. Le gustaba trastear, dejarse ver, llevar ropa que señalasen sus curvas. Quería hacerlos sufrir, que la vieran, que la amaran, más le daba miedo que la quisieran tocar.
Era doncella hermosa, deseosa de que la acogieran en los brazos. De sentir cosas...

Sabía que la deseaban, por eso se desnudaba en los baños, se enjabonaba despacio, se lucía lo más que podía, pero también había algo que le daba miedo. 
La habían castigado, la habían hechizado.

Al anochecer, ya no era mujer. Era el más feo de los delirios, la más horrorosa de las criaturas del infierno. Aquello duraba hasta el amanecer, quizá, nunca podría superarlo. Al menos, disfrutaba del deseo de los demás mientras existía la luz del día.

Visiones del Mar (Publicado 30-04-08)

Un lobo de mar era aquel hombre. Gustaba de navegar, todo lo que podían dar de sí los días. Vivía por y para el mar. Poca es la tierra que quería pisar. Más bien nunca estaba más de diez minutos sobre ella. Decía que se sentía muy inseguro con algo firme bajo los pies. Que se mareaba.

Su hermano nunca le comprendió. Esos diez minutos que él pisaba tierra, era cuando se encontraban ambos. Era subirse en el barco, y los vértigos le asolaban. Le conquistaban por dentro y le hacían la vida imposible. Volvía rápidamente a su seguro suelo.

Eran ángel y diablo. Las dos caras de una misma moneda nacidos de un mismo padre y una misma madre. Aún así, son hermanos. La sangre los une. Y los diez minutos que coinciden en tierra es para ver la puesta del sol sobre el mar. Ver como cambia el azul de las aguas hacia un trasluz rojizo, a un reflejo anaranjado. Ambos quieren al mar, pero de diferente forma.

La despedida del navegante hacia el terrestre siempre era: "Voy a buscar ese atardecer y a acercártelo un poco." El segundo le animaba y mientras el barco se dirigía al horizonte, soñaba. Era un pacto de hermanos, un vínculo difícil de romper. Más que la similitud sanguínea en sí misma, firmado con la mirada de los ojos de los dos.

Mientras Hago la Cena (Publicado 08-03-08)

Anoche, mientras escuchaba la radio, decidí que debía dar un giro a mi vida. Bueno, si se puede decir que decidí yo, porque en realidad era inevitable darlo. Estaba haciendo la cena y escuchaba mi emisora favorita, mientras pensaba. Pensaba y pensaba. Le daba vueltas a la cabeza entre sales y pimientas, entre la sartén y la fritura que están en el fuego.

¿En qué pensaba? En la prueba que antes se hacía a las ranas, lo que ahora se hace con un simple aparato comprado en la farmacia. Había dado positivo. Pronto no darán solamente las vueltas las patatas, sino algo dentro de mi ser. No sólo por mi cabeza pasan las palabras que surgen de la emisión radiofónica.

Sigo escuchando, y pensando. En cómo lo tomará mi marido, porque no sólo cambia mi vida. También la suya. Tengo miedo. No por él, sino por mí. Por como me pueda comportar, como va a ser mi vida,... "¡Ay, que me quemo sin aceite...!"

Suenan las llaves en la puerta de casa. Él llega, ya es hora de decidir cómo decírselo. Creo que le hará ilusión, porque me lo ha dicho muchas veces. Y a mí también me encanta la idea. Pero nuestras vidas van a cambiar,... "¿verdad, cariño?"

Rebuscando Fotografías (Publicado 17-01-08)

Sí, estaba al fondo del cajón. Por fin lo encontré.. Lo que llevaba tanto tiempo buscando. Me tenía martirizado por no saber donde estaba. Ese recuerdo que tenía tan bonito sobre ella. Parece que fue ayer cuando dejamos de vernos. Miro su fotografía con ansia, recordando viejos y buenos momentos.

Tuvo que irse lejos de mí. La situación fue así y no había más remedio. Las condiciones de aquella vez eran diferentes. Ahora ha vuelto a llamar y creo que otra cosa no me había hecho más ilusión. Dice que quiere verme, que vayamos a tomar algo.

Sé que lo de antes no volverá, pero notó como se comprime mi estómago. Sin embargo, me apetece verla, recordarla. Sentir que existe. Sólo recordar, rememorar... porque ya me ha dicho que se va a casar. Es la mala noticia.

La sensación es indescriptible. Cuando ha vuelto, se ha acordado de mí. Para ella no sé, pero para mí es un regalo inmejorable. Diez años sin vernos, pero no me ha olvidado.

La Bruja Huberlinda (Publicado 02-12-07)

Huberlinda salía de las sombras, de las profundidades de los bosques. Todo el mundo la temía en el valle, allende las montañas. Gustaba de torturar a sus víctimas hasta darles a beber un sorbo de un experto asesino líquido. Aún lo peor era sobrevivir a tal ungüento: El plan alternativo era un golpe de hoz que partía la garganta...

Era bruja negra, poderosa y cruel, cuál mantis religiosa se comía después a sus víctimas, en crudo. Los huesos del desgraciado quedaban pulidos para siempre...

Decían de ella que podía adoptar forma de lobo, de cordero, de flor, de lo maravilloso y de cualquier apartado sobrenatural. De viento, de nieve, de lluvia ácida...

Solo temía una cosa: el ser vista. Siempre llevaba la cara tapada, siempre surgía de la oscuridad. El fuego era lo único que los lugareños podían usar en su contra, o quizá un espejo en el que se viera reflejada...

Hace años de esta turbulenta leyenda, que empezaron a contar nuestros ancestros a los niños para asustarlos. Cuando era pequeño, era grande mi temor a que llegara Huberlinda. Para mi hijo, supone un cuento más... y me dice: “¿Papá, tan mayor y creyendo en las brujas?” Y yo le respondo: “No las olvides, siempre están ahí...”

Estremecimiento Nocturno (Publicado 26-10-2007)

Un desliz. Un toqueteo continuo. 

Un roce suave por toda mi piel. Algo que pasea por mi cuerpo, por todo él. Por encima de mi alma recubierta de carne. Sudor me está entrando, me hace estremecer.

Pero es raro. Yo me siento caliente mientras ella parece que viene de un frío polar.

Yo siento temblar mi cuerpo bajo su roce, su toque, su perfecto paso por mi cuerpo. Como su lengua pasea por todos los rincones desde mis pies, pasa por mis rodillas, se va acercando a la ingle. Pasa rápidamente de partes erógenas especialmente sensibles y surca mi tripa buscando alturas mayores. Parte mi pecho en dos arrastrándose encima, gustando de acomodarse a mi anatomía.

Su lengua pega en mi barbilla. ¿Su lengua...? Es extraña... mi cara está extremadamente sensible en estos momentos y notan extrañeza en ella. Golpea dos veces, en dos latiguillos estrechos y que me tocan con rapidez. Resulta que estaba durmiendo, con lo que despierto de un salto y observo la situación sin detenimiento ninguno y pienso: “¡Mierda! ¡No vuelvo a dormir en este camping...!

Mi Camino (Publicado 29-09-2007)

El camino se me hizo bastante largo. Total, ¿qué son cinco horas y pico subiendo pedriscos?, ¿a quién no se le haría largo? Si hubiera sido de ovejas este sendero... Habría sido poco lo tardado. Pero no, opte por la senda del lobo. Mira que me dijeron que por este lado la travesía sería ardua y trabajosa. Lo cogí y lo volvería a coger.

Siempre he sido de los que dicen que lo fácil no se disfruta, que no ofrece placer verdadero. Y a mí lo que me gusta es poder deleitarme, obtener, no reconocimiento, sino prestigio de mí mismo, por conseguir lo que me propongo.

También podría haberme quedado con las fotos que trajo mi amigo. Igual me hubieran valido para mi satisfacción. Pero, ¿me habría alimentado de la misma manera ver estos polluelos de águila en este risco, justamente al atardecer...? No lo creo. Ahora es cuando me siento pleno, lleno de vigor. 

Me va a costar mucho más bajar, ya lo estoy viendo. El motivo estaba en lo alto y no a los pies del monte.

Visita al Cementerio (Publicado 29-06-2007)

Intento no dejarme vencer. Debo llegar y ser alguien más dentro. Llegar al cementerio y hacer frente a mis andanzas. No me atrevo a hacerlo de día. Podría encontrarme de nuevo con mis familiares, de volver a recordar pasados que no quiero.

Un día salí del pueblo, sin ninguna esperanza de volver. Siempre hay algo que recuerda tu pasado, que te atrae a ese lugar. El descanso eterno de mi padre es el que me hace volver sin remisión. Debo despedirme de él, ya que no pude hacerlo a la cara.

Tengo miedo a la oscuridad, el cementerio está por un camino inhóspito, sin luz que lo proteja. Otro temor al que vencer. Esto no lo haría por cualquier otra persona. Debo dejar las flores en su tumba.

He llegado y busco cual puede ser. La luna nueva me impide hacerlo. Pero hay que seguir buscando. Ensimismada y poco entusiasmada. El estómago tiene un nudo que me impide agachar.

Doy un brinco cuando algo toca mi espalda. Es una mano. Me doy la vuelta y...

- ¿Mamá?
- Sabía que tarde o temprano vendrías. Te tenía que esperar.
- Pero nunca estarías despierta a estas horas.
- Nunca es tarde, ¿verdad? Además, tú tampoco. Es la tercera empezando por la izquierda.
- Pero...
- Adiós, cariño...
Me encamino hacia la tumba indicada por mi madre. Me agacho como puedo, toco la inscripción en relieve de la tumba. Sí, está el nombre de mi padre. Pero hay algo más. También el nombre de mi madre, y una talla que dice que murió dos años antes que él. Yo no lo sabía, y no he tenido tiempo de despedirme también de ella. Sin embargo, ella sí lo ha hecho. Me esperó. Sólo puedo llorar.

Sangre y Puñales (Publicado 28-06-2007)

Murió apuñalada. El mismo cuchillo con el que hacía la comida para sus hijos la mostró el camino de la muerte. Pero esta vez, no lo manejaba ella. Quizá fuera que ella sabía utilizarlo y el resto del mundo no.

Creía haber escapado ya una vez de la muerte y que no la encontraría hasta que se hiciera mayor, que muriera cuando las canas recubrieran su cuerpo. Buena quimera la vendieron. Ahora su sangre esta recubriendo el suelo, se acolmata, se coagula, se extiende, recorre lugares de porcelana. La abandona. Más rápido de lo que a ella seguramente le gustaría, porque no servirá para nada más.

No sabía que él había salido de la prometida y segura cárcel, que la distancia le impidiera para siempre encontrarla, confiaba en la gente. Todo se da al traste cuando alguien llama al timbre y dice un simple “Soy yo”. Ella teme, pero viene de buenas maneras, hasta que el cuchillo llega a manos hasta ahora desconocidas. En las manos equivocadas. Al cuerpo dirigido.

Él no quiere más. Ha cumplido su guión, su expectativa y aumenta la factura de su teléfono móvil. Al otro lado la policía. Su objetivo no era salir y la libertad, era tener la opción de acabar con su espina, la traición de aquello que creía poseer. Su tesoro de trapo. Se rebeló y eso no se perdona. Volver a la cárcel no le importa. Será feliz en su nueva casa y sabe que no devendrá una nueva traición trasnochante.

Por desgracia, hay cuentos en los que triunfa el diablo y mueren las hadas. Allá donde los cuentos se convierten en realidad.

Un hilo de Luz (Publicado 28-06-2007)

Finalista del III Concurso de Microcuentos de Radio Círculo. Día 26 de junio de 2007.

La noche ha llegado. Su oscuridad tapa a aquella que cubre su corazón. Se incorpora de la cama y decide mirar por la ventana, para ver si la noche es clara dentro de la negrura que la caracteriza. Igual aparece una estrella fugaz que aporte algo de ilusión a la vida, algo al que proponerle aunque sea un deseo. Pocos son los que se cumplen. Pero ella siempre pide. Tiene aún un hilo de esperanza, pequeño y enroscado, escaso para rellenar un simple dedal o coser un botón.

Mira a través de la ventana. Y se fija en una estrella, tendiendo la sonrisa del que se complace con cualquier cosa. La mira, se acerca, la vuelve a mirar. Nota como se sigue acercando. Se queda asombrada cuando la estrella se dirige rápidamente hacia su sonrisa, chocando contra el vidrio. Cloc.

La estrella cae en el alféizar de la ventana. Brilla. Pero está tirada y tiene patitas negras. Es un astro un tanto raro. Parece que se apaga, su luz se hace borrosa. Abre la ventana y la recoge. Luciérnaga tenías que ser. Su luz se apaga. Ella intenta darle calor para que no lo haga. El golpe ha debido de ser muy fuerte para algo tan pequeño.

Lo que necesita es un hálito de vida nuevo. Un aliento que proviene de un corazón a oscuras, pero que alimenta la vida de otro.

La luciérnaga mueve otra vez las patitas y aparece su fluorescencia. Mueve sus alas e ilumina la habitación. Un hilo pequeño de luz entra en su apagada mirada, que atraviesa su garganta e insufla sus pulmones, su corazón. Conforme sale el insecto por la ventana, ella extiende su sonrisa. Por fin se dibuja en su ser la satisfacción. De algo sirve.

Presentación: Busca y Encuéntrate

En 2007, hice la primera presentación de este blog. Mis intenciones siguen siendo las mismas que entonces. Identificar historias reales y trasladarlas al mundo de la imaginación. Los que me siguieron entonces, ahora podrán continuar leyendo estos microrrelatos en la nueva versión.

Por eso vuelvo a repetir: "Bienvenidos a tod@s a un blog donde lo importante no es venir a buscar información, sino a encontrar una posible historia con la que te identifiques entre las muchas que se irán añadiendo en este blog. Serán cuentos de pequeño tamaño, que intentarán expresar con palabras situaciones reales que recaigan sobre nuestras mentes. Gracias."