- Sí, ha llegado. ¿Le dejo pasar?
- Pasará de todas formas, ya lo sabes.
- Pero igual tiene solución.
- Los vecinos no han podido evitarlo.
- Tiene que haber alguna solución.
- Reza, si quieres…
- Pero…
- Hazte a la idea. Será mejor.
- ¿No es mejor morir de otra forma?
- Al menos, ha pedido permiso. Tómalo como un privilegio, otros no han tenido tanta suerte.
- Que pase entonces.
Los ojos de aquel amorfo humanoide repasaron la habitación en la que
estaban encerrados. Los miró y pronunció unas palabras en su propio
lenguaje, extraño y ajeno a lo inteligible.
- Hazlo ya.
Un rayo iluminó la habitación y sus cuerpos fueron descomponiéndose
en partículas de ceniza. El extraterrestre miró hacia el espacio oscuro
que habían dejado aquellos cuerpos y pensó hasta que límites llegaba la
resignación humana. El perdón era una posibilidad que entraba en sus
planes, pero no le habían entendido.