sábado, 31 de mayo de 2014

Mirando por la Ventana


He tenido que trabajar toda la noche intensamente. La recompensa, quizá, sea de las mejores que he tenido últimamente. Mas arduo ha sido, y al mismo tiempo, creo que resultó más  que perfecto,  glorioso.

Ahora respiro aire puro que entra por la ventana, mirando hacia el infinito soleado y cálido de esta mañana. Una brisa que penetra fría y dulcemente por debajo de mi camisa entreabierta, disipando por momentos la taquicardia que aún está encerrada en mi caja torácica. 

Las pulsaciones han ido bajando, consumiéndose a sí mismas, pero lenta y progresivamente hacia una posición destilada de mi motor interno. Aún desconozco si la adrenalina finalizará pronto de encauzarse en el río de mis venas y arterias, o podre descansar lo que queda hasta el próximo encargo.

La verdad, es que esta vez, disfruté del asesinato y no sólo por que iba a cobrar el triple de lo que normalmente convenía. Se resistió. No fue esta vez tan sólida ni tan cuidada mi obra y tendré que desaparecer por un tiempo. Tuve que limpiar todo y hacer abono con su cadáver. Por eso he estado ocupada hasta la vespertina luz del amanecer. 

Y sólo un pensamiento más: “¿Debería escribir mis memorias como mercenaria? No lo sé, esperaré a que mis hormonas bajen y la serotonina sea más fuerte que la actividad neuronal que ahora me acompaña.”

jueves, 1 de mayo de 2014

Druidas



Ante el cántaro de bronce, expuesto al fuego de la leña, se encontraban dos ancianos discutiendo sobre el asunto del día. 

La principal base de aquel debate era si incluir o no una simple raíz de regaliz en el agua hirviendo, dado que cada cuál era partidario de que la mezcla debía tener una composición en virtud de aquel minúsculo fragmento de aroma penetrante.  

- A ver, Gyopx, ¿Qué encontraría ahora en el caldero?
- Sunyx, ya lo sabes. La disolución ya es bastante caótica de por sí. Muérdago, un poco de hiedra, polvo de ajo, manzanilla de las Galias, ortiga blanca y verde, una pizca de vincapervinca y un compuesto triturado de flores de azahar, canela y menta piperita.
-          - ¿Y entonces para que le quieres añadir la punta del regaliz?
-          -  Para aliviar el sabor, para nada más.
-         -  ¿Eso te preocupa ahora?
-         -  La verdad que sí. Esto va a saber a azufre. No se lo va a tomar nadie.
-         -  ¿Pero no hemos dicho ya para lo qué sirve? Se lo tendrán que beber.
-         -  ¿Por qué no lo preguntamos?
-      - Entre que vamos y venimos, la disolución perderá la concentración adecuada. Ya empezamos a tardar en llevar el encargo. Y todo por un regaliz.
-      - El regaliz tiene su importancia. Se curaran antes si le damos una versión más agradable, porque se lo tomaran sin remilgos.
-          - ¡Por Tunisx! Déjalo estar ya.

Pero la conversación sobre el regaliz se eternizó. Pasaron segundos, minutos, horas, la tarde, la mañana siguiente. Y mientras tanto, el caldero fue provocando la evaporación de la mezcla. Cuando se dieron cuenta, hubo que empezar de nuevo y el encargo llegó aún más tarde.